Tipos de lesiones musculares
Existen diferentes tipos de lesiones musculares siendo las más comunes las que a continuación se detallan:
- Lesiones musculares deportivas: Es la causa más común por la cual se produce una lesión muscular. La mayoría de las veces se produce por someter a un gran esfuerzo un tejido muscular que termina por desgarrarse si el ejercicio es excesivamente intenso.
- Lesiones musculares en las piernas: Son las partes del cuerpo que más sufren las actividades físicas ya que, aparte de la tensión generada por la propia actividad, también soportan todo el peso de nuestro cuerpo.
- Lesiones musculares en los gemelos: Se trata de un grupo muscular que se lesiona con facilidad. Estos músculos deben calentarse de forma adecuada antes de realizar cualquier actividad física intensa.
- Lesiones musculares en los isquio tibiales: Estos músculos situados en las partes posteriores de nuestras piernas también se dañan con frecuencia, sobre todo si no realizamos un calentamiento correcto o si padecemos sobrepeso.
- Lesiones musculares en las rodillas: Las rodillas son, sin duda, una de las zonas más frágiles de nuestras piernas. Suelen ser lesiones muy series que requieren grandes periodos de tiempo para lograr una recuperación completa.
Tratamiento de lesiones musculares
El tratamiento de una lesión muscular dependerá de muchos factores. Lo más importante, a tener en cuenta, será el tipo de lesión y la gravedad (o grado) de la misma.
El tratamiento es un aspecto clave en toda lesión muscular. Si se realiza un tratamiento adecuado el paciente logrará una recuperación más rápida y segura. Además, ayudará al paciente a prevenir lesiones futuras en el mismo tejido muscular. Por ello es importante seguir las pautas y recomendaciones que nos de nuestro fisioterapeuta.
Por norma general, los primeros días tras una lesión muscular se suele recomendar el reposo absoluto de la zona afectada. Durante este periodo de inactividad también tendremos que tomarnos los medicamentos que nos hayan prescrito. Estos fármacos suelen ser analgésicos, para evitar el dolor en la zona afectada, y anti inflamatorios para que la hinchazón del tejido dañado disminuya cuanto antes. La aplicación de frío en las zonas dañadas también ayuda a disminuir la inflamación.
Después de este periodo, que puede durar varias semanas, podremos volver a realizar actividades físicas. Aunque se recomienda, que la vuelta al deporte se haga de forma progresiva y, por supuesto, tendremos que evitar sobrecargar o fatigar el tejido muscular dañado.
Nuestro fisioterapueta también nos podrá recomendar, si fuera necesario, hacer una serie de ejercicios físicos enfocados exclusivamente a recuperación de la zona muscular lesionada. Estos ejercicios también nos van a servir para fortalecer el músculo dañado lo que ayudará a prevenir una futura lesión en el mismo grupo muscular dañado con anterioridad.